Camino hacia una agricultura sostenible

Camino hacia una agricultura sostenible - agronegocios y proyectos

El modelo de agricultura que se ha ido aplicando en estas décadas olvida dos de los componentes esenciales de la sostenibilidad, el medioambiental, garante del mantenimiento de los ecosistemas y la biodiversidad, y el social, tendente a la equidad y solidaridad, centrándose únicamente en lo económico. Esto ha llevado a la excesiva especialización en las prácticas agrícolas y a la concentración de las explotaciones. Asimismo, se ha producido un uso cada vez mayor de abonos químicos, herbicidas y plaguicidas.

 

Los impactos ambientales de este tipo de agricultura son numerosos y graves: contaminación de aguas, suelos y aire; sobre explotación de recursos como el agua; producción masiva de residuos; perdida de biodiversidad agrícola y silvestre; fragmentación y degradación de los ecosistemas naturales; erosión y perdida de contenido en materia orgánica de los suelos, que en climas áridos incrementa el riesgo de desertificación.

 

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Los costes sociales también son elevados. Por una parte asistimos al declive de la sociedad rural por la desaparición acelerada de pequeñas explotaciones, la despoblación y el cambio de uso de las zonas agrarias, incrementándose frecuentemente los impactos ambientales. Este fenómeno se acompaña y agrava por la falta de servicios sociales (sanitarios, educativos, culturales) adecuados a las necesidades de las poblaciones rurales. Por otra parte, la propia evolución impuesta al sector agroalimentario industrializado hace aparecer nuevas inseguridades y riesgos para la salud humana, tanto indirectamente por las consecuencias de los impactos sobre nuestro entorno natural, como directamente porque este modelo de agricultura es incapaz de garantizar la seguridad alimentaria a los niveles exigibles en la actualidad. Son cada día más frecuentes la presencia de substancias tóxicas, carcinógenas y nocivas en los alimentos y la aparición de enfermedades cuyo origen procede de prácticas agropecuarias inadecuadas. Todo esto contribuye a incrementar una discriminación entre los consumidores basada en su capacidad adquisitiva, de forma que solamente se alcanza un cierto grado de seguridad alimentaria y calidad a partir de productos de precios elevados, mientras se tolera y se fomenta la producción de alimentos asequibles pero carentes de garantías para la salud del consumidor.

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